Cátedra Raúl Porras Barrenechea

"Desde muy joven evidenció su calidad de escritor de raza y su consagración al esclarecimiento del pasado nacional; y la estupenda biblioteca de libros, folletos y periódicos leídos que llegó a formar, a través de muchos años, sin haber sido favorecido con el privilegio de una gran fortuna no es sino una de las muestras de la sinceridad y la autenticidad de sus porfiados desvelos culturales. Los promisores trabajos de su época de estudiante, de funcionario de la Cancillería y de catedrático incorporado al claustro de San Marcos desde 1928, vinieron a ser reforzados, considerablemente, con las prolijas investigaciones que efectuó durante los años de su estada en Europa, cuando le fue dable trabajar no sólo en grandes archivos y en Bibliotecas Nacionales de varios países sino también en poco frecuentados repositorios notariales, locales y familiares. Siguió agregando más tarde a las fuentes por él entonces recogidas las que obtuvo por búsquedas, igualmente minuciosas e infatigables, en Lima y provincias en las que no cejó ni aun al ostentar, como en los últimos tiempos, altos cargos públicos. Puede afirmarse, en suma, que la dedicación literaria, histórica e internacional de Porras ha sido una llama que se ha mantenido ardiente y luminosa desde la predestinada mocedad hasta la descollante madurez, a través de su vida íntegra, al margen de las incidencias, alternativas o contrastes que ella pudo tener.

[...] Por ello ocupará un lugar tan destacado cuando se haga la historia peruana en el siglo XX. Porque el erudito acucioso en medio de sus papeles amarillentos tenía un espíritu de rara agilidad, una de cuyas expresiones, en la vida diaria, era un conversar interesante y fluído con notas cáusticas y sorpresas hilarantes".