Cátedra Raúl Porras Barrenechea

Blog-Homenaje a la memoria de Raúl Porras Barrenechea,
Historiador y Profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

24 junio 2006

El legado de Raúl Porras Barrenechea al periodismo peruano

Por Rosa ZETA DE POZO

Al revisar los escritos de Raúl Porras encontramos una amplia gama de temas trabajados por el historiador en ese afán de esclarecimiento de nuestra historia, que consideró esencial para la formación de una diáfana conciencia de la nacionalidad.

En el centenario de su nacimiento queremos no sólo tributar un merecido homenaje a su memoria sino esencialmente recoger las enseñanzas que figuran en su obra como un legado a los profesionales de la información: es significativa la concepción que sobre el periodismo y su rol y las características del periodista expone en sus obras relacionadas con esta labor.

La primera es El Periodismo en el Perú, publicada por la revista Mundial en la edición extraordinaria del centenario de la independencia nacional (1921); en la que el trato directo con los periódicos, en la hemeroteca de la antigua Biblioteca Nacional, le permitió elaborar la primera historia del periodismo de nuestro país y abrir el derrotero sobre este aspecto de nuestra historia cultural.

Las semblanzas dedicada a los periodistas Ricardo Vegas García y a Andrés Avelino Aramburú, constituyen también fuentes importantes.

En su investigación sobre las Fuentes Históricas Peruanas, Raúl Porras clasifica a los periódicos como una de las fuentes de la historia republicana. El periódico, acorde con la teoría de Porras, es una fuente escrita e impresa; además es una fuente original o primaria, es decir documento contemporáneo al suceso, escrito a raíz de los hechos o por testigos presenciales.

Para Porras la fuente más inmediata a la investigación histórica sobre la etapa republicana son los periódicos: "Toda información sobre la vida política y social del Perú en este período tiene que comenzar por ellos". Sin embargo, aunque reconoce que como fuentes escritas son objeto de la historia científica, aclara que en lo que respecta a la historia política el testimonio de los periódicos, generalmente apasionado o banderizado, tiene que ser sometido a una rigurosa crítica histórica y ser comparado con otros testimonios contemporáneos.

En El Periodismo en el Perú encontramos los orígenes de la historia de la prensa escrita en nuestro país y su desarrollo hasta la segunda década del presente siglo. Allí señala que los periódicos que merecen el nombre de tales, por su publicación sistemática y su función informativa inmediata, sólo aparecen en el Perú de 1790; se refería al Diario de Lima. A su juicio, las gacetas coloniales tuvieron carácter oficial y burocrático y las hojas periodísticas de la independencia son principalmente órganos doctrinarios, de discusión teórica sobre derechos políticos, con muy escaso sentido de la actualidad.

Afirma que la verdadera fusión entre el periodismo de discusión y polémica y el periodismo informativo se realiza realmente al iniciarse la vida independiente del Perú en 1827. Posteriormente a la etapa del "Periodismo Político" que va hasta 1839, ubica históricamente el período de "El Comercio y sus competidores".

De El Comercio destaca su larga vida y su característica de ser el diario en el que se refleja con más constancia la vida política nacional. Para Porras, en la imparcialidad del decano de la prensa nacional en su primera época y en su preocupación de asuntos de más efectivo provecho que la política de partido para el país, estuvo la razón de su éxito.

Otra etapa importante es la de "los grandes diarios políticos" (1864-1895) en la que relieva publicaciones como El Mercurio, de Manuel Atanasio Fuentes; y El Tiempo, de Nicolás de Piérola. Admira el establecimiento del servicio cablegráfico que agrega un nuevo interés a la información de los diarios y el tesón de El Comercio, que dirigido por Miró Quesada y Carranza, resiste la fuerte competencia de El Nacional y La Opinión Nacional, amplía sus secciones y renueva sus antiguas maquinarias.

Estos tres periódicos pasan al siglo XX conformando la etapa del periodismo moderno que, según Porras, data de 1895, en la que nuevamente toca a El Comercio competir con La Prensa de don Pedro de Osma. A juicio de Porras, en esta última etapa de su historia del periodismo que llega hasta 1920, le cupo a estos dos diarios la misión de transformar al periodismo peruano.

Pero no sólo estudió el periodismo cronológicamente, también hizo un estudio del mismo por géneros: en un análisis independiente estudia las revistas literarias y científicas y las revistas gráficas; y por especialidades: considerando que los periódicos satíricos tuvieron mejor acogida que las revistas eruditas. Completa su historia con las anécdotas y polémicas del periodismo.

De las biografías dedicadas a los periodistas que admiró, rescatamos los requerimientos que reclama para quienes ejercen profesionalmente el periodismo. El historiador al criticar positiva o negativamente las acciones del sujeto de la historia, manifiesta los valores que aprecia en éste.

En Andrés Avelino Aramburú, al que considera figura clásica de nuestro periodismo, destaca las siguientes características: su vocación periodística, su cultura ágil, su verbo fluido y elegante, su entrega íntegra y noble a la ardua y abnegada profesión, el saber afronta las asechanzas del peligro, la altivez en el cumplimiento del deber, en la exigencia de sus derechos y en el celo de su fuero periodístico.

Entre las directivas cardinales del "periodista de la defensa nacional" destaca: la verdad, norte esencial de la función periodística; la renovación disciplinada del progreso; la defensa de la libertad y el patriotismo, nota inseparable de su acción e invívita en toda su obra.

Del recuerdo de Ricardo Vegas García recogemos la lección de la energía para defender la propia convicción, la de la lealtad a su solar nativo; y, a la vez, la curiosidad por lo universal y humano.

Raúl Porras Barrenechea no sólo defiende la profesión del periodismo como un magisterio independiente y respetable, que supo descubrir Aramburú, sino que también atribuye al periodismo un rol fundamental en la sociedad.

Si Porras pudiera actualizar su historia del periodismo, seguro que se admiraría del periódico electrónico como lo hizo con el cable; sin embargo, creo que seguiría inculcándonos el cultivo de esas características y principios reseñados en Aramburú y en Vegas.

Para honrarle en su centenario los informadores hemos de desempeñar ese periodismo independiente, tratando de promover la renovación disciplinada del progreso que nos lleve a construir nuestra sociedad peruana, para que nuestros periódicos constituyan fuentes históricas ineludibles.



Publicado en el diario El Comercio el 25 de marzo de 1997, p. 2
El Reportero de la Historia, 11:33 p. m.